...a través de Bertha Dudde - 27.12.1956
BD 6723 Dios Mismo distribuye comida y bebida …

Realmente tenéis a vuestra disposición una gran riqueza, que podéis usar a vuestra discreción y según vuestra propia voluntad. Podéis recibir alimento y bebida para vuestra alma y así acumular tesoros espirituales, porque así vuestra alma adquiere fuerza, la cual aprovecha de una manera que agrada a Dios. Nadie puede negaros la recepción de la Palabra divina si vosotros mismos deseáis recibirla, pues esta Palabra resuena en vuestro interior y podéis acumular tesoros espirituales si así lo deseáis.

Debéis saber que Dios no deja a nadie con las manos vacías que desee un regalo de Él, y que, por lo tanto, sólo necesitáis querer para recibir abundantemente. Pero lo que Dios Mismo distribuye también tiene que ser un buen preciado; tiene que tener el mayor valor para vosotros, los humanos; tiene que ser algo insustituible por nada terrenal … y este bien preciado está disponible para todos vosotros, incomprensible para aquellos que desconocen el amor infinito de Dios, Que siempre está dispuesto a dar y que verdaderamente puede transmitir cualquier don al ser humano en virtud de Su poder …

Al cuerpo se le pueden negar muchos de sus deseos, pero el alma siempre será considerada, pues todo deseo espiritual se cumplirá, y el alma no necesita sufrir hambre cuando anhele comida y bebida. Y en esta cognición, vosotros, los humanos, debéis reclamar el amor de Dios y dejar que os dé regalos; debéis acumular riquezas para la eternidad, deseando siempre de Dios solo lo imperecedero, lo que os asegurará una “vida en la dicha”: debéis dejar que os hable y entonces hacer todo según vuestras fuerzas, lo que os llama que hagáis, y siempre será Su voluntad que viváis en el amor. Y si cumplís Su voluntad, entonces acumularéis tesoros para la eternidad que nadie os podrá arrebatar.

Por lo tanto, quien se considera pobre en la Tierra es libre de adquirir riquezas mucho más valiosas de la que cualquier ser humano terrenalmente podrá poseer en la Tierra. Sin embargo, sus deseos no deben dirigirse a las cosas terrenales, tienen que dirigirse únicamente a Dios y a Su Reino, y entonces encontrará la plenitud. Y es por eso que Dios a menudo permite que los seres humanos pasen su vida terrenal en la pobreza, para despertar en ellos el deseo por bienes espirituales, para entonces regalarles una riqueza que supere todas las necesidades y preocupaciones terrenales y que permanecerá con ellos incluso después de que su vida terrenal termine.

Ningún ser humano en la Tierra necesita llamarse pobre ni sentirse pobre, porque los tesoros espirituales están al alcance de todos, así que cada ser humano podría ser inmensamente rico si se deja regalar con los dones que Dios Mismo distribuye. Pero estos dones tienen que ser deseados de él, y realmente cada ser humano puede desearlos … Sin embargo, los seres humanos no saben acerca del valor de los dones que podrían adquirir fácilmente … Y solo el alma que posee algo de luz, que ya ha encendido el amor en su interior, anhela más luz, el alimento del reino espiritual … Y estas almas aumentan constantemente su riqueza, pues cuanto más reciben, mayor es su deseo y más pueden recibir …

La riqueza que un alma puede adquirir en la Tierra es inconmensurable, pero no es evidente para los humanos como tal, y por lo tanto, también es deseada sólo muy poco. Sin embargo, cada ser humano que cree en un Dios de amor, en un Padre de Sus hijos, también anhelará el amor del Padre, y sabrá que este amor siempre está dispuesto a dar … y que siempre podrá solicitar sus dones de amor. Recibirá, tan pronto como desea.

Pero los que se irán con las manos vacías son aquellos que nunca se dirigen a su Dios y Padre y Le piden por luz, fuerza y gracia … quienes nunca desean Su Palabra y, por lo tanto, no dan a sus almas ningún alimento que pueda ayudarlos a vivir … Estos partirán de este mundo en completa pobreza; no podrán mostrar ninguna riqueza y sus almas tendrán que sufrir de hambre incluso en el reino del más allá …

Amén